Yo y mi casa serviremos a Jehová: Un llamado a restaurar la armonía familiar en Cristo

 

“Yo y mi casa serviremos a Jehová” (Josué 24:15)

En una sociedad que constantemente redefine valores y debilita los lazos familiares, el compromiso de servir al Señor como familia se vuelve más relevante que nunca. Josué, un líder y siervo de Dios, dejó clara su decisión: “Yo y mi casa serviremos a Jehová”. Esta afirmación no solo es una declaración de fe personal, sino una guía espiritual para todo hogar cristiano que desea vivir en paz y bendición.

La familia: un blanco del enemigo

La familia no solo es el núcleo de la sociedad, es también el primer ministerio. Por eso el enemigo busca dividirla, desmotivarla y apagar su luz. Pero la Palabra nos recuerda que podemos resistir con fe:

“Sed sobrios y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quién devorar” (1 Pedro 5:8).

Una familia que sirve a Dios es una familia que vive en victoria. No perfecta, pero sí perseverante. No sin problemas, pero sí con propósito.

Reflejando la luz de Cristo en casa

En Filipenses 2:15, se nos llama a ser “luminares en el mundo”. ¿Dónde empieza ese brillo? En casa. No podemos proclamar a Cristo en la iglesia y vivir en discordia en nuestro hogar. La verdadera fe se manifiesta en la forma en que nos tratamos, cómo educamos, cómo perdonamos y cómo oramos juntos.

Una casa donde se busca al Señor es un refugio de paz. No depende de comodidades materiales, sino de una atmósfera espiritual que se construye con oración, lectura bíblica y amor genuino.

La salvación es para ti y tu familia

Desde Noé hasta el carcelero de Filipos (Hechos 16), vemos cómo Dios siempre ha incluido a la familia en su plan de salvación. Él desea bendecir a cada miembro del hogar, y su promesa es clara:

“Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo tú y tu casa” (Hechos 16:31).

Es nuestra responsabilidad interceder por aquellos familiares que aún no conocen a Cristo o que se han apartado. A través de nuestro testimonio, ellos también pueden encontrar el camino de regreso.

Que reine Cristo en tu casa

¿Hay paz en tu hogar? ¿O te sientes más cómodo fuera que dentro? La presencia de Dios transforma la atmósfera. Donde hay luz, las tinieblas no pueden permanecer.

Pídele al Señor que tome el control de tu familia. Que transforme tus debilidades en fortalezas, tu carácter en testimonio y tu casa en un altar de adoración.

La vida cristiana es una transformación constante. No basta con asistir a la iglesia; debemos invitar a Cristo a vivir en nuestro hogar. El cambio comienza contigo. Tu decisión de vivir conforme a la Palabra de Dios puede ser el inicio de una restauración familiar completa.

Decide hoy, como Josué: “Yo y mi casa serviremos a Jehová.”

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